Cronos, hijo de Gea (tierra) y de Urano (cielo), a quien castraste con una guadaña. Cronos padre del éter (luz) y de la noche eterna, del silencio, de la música, del tiempo hecho alma en virtud del número. A él me refiero al reflexionar sobre la soledad, pues el abismo al que conduce se ve dominado por el uso racional del tiempo a través de los números. Sí, si definimos una cosa, en este caso el tiempo, de una u otra forma lo estamos venciendo. Es la definición la que pone límites al apetito voraz de Cronos. Dicho de otra forma, menos poética, si distribuimos con diversas actividades el tiempo diario, no caeremos en el abismo del no saber qué hacer. Y es que al tiempo se le puede dominar con límites justos y razonables, pues en el caso de que queramos realizar varias actividades para un corto periodo de tiempo, éste se volverá contra nosotros haciéndonos incapaces de disfrutar de los momentos que ofrece la vida. Instantes que una vez pasados solo regresaran a nosotros a través de los recuerdos.

Al igual que en la mitología el tiempo puede ser contradictorio, puede ser fuente de luz o de abismo.